sábado, 24 de septiembre de 2011

Before the Sky - Chapter two

Hey! Como los ha tratado la semana? Yo, por mi parte, he estado pensando en quemar todos los centros educativos del pais...-.-

Pero, bueno, que se le va a hacer, no? La cosa, tambien, es que solo podre publicar los fines de semana algun capitulo de "Before the Sky", de modo que tendran que esperarme...XD!

Sin mas rodeos, aqui se los dejo:

 Chapter two



Los recuerdos iban y venían. A veces le costaba evocarlos; otras, sin embargo, cada uno de ellos se acumulaban en su mente como una película, y habían situaciones en los que su cabeza parecía apunto de estallar, de llegar a un fatigoso momento en el que ya no daba para mas; pero intentaba disfrutar aquellos instantes en el que su rostro tomaba protagonismo, en el que ella y su sonrisa eran todo lo que aparentaba ser presente. No obstante, esos eran solo instantes, instantes pasajeros, que en un abrir y cerrar de ojos desaparecían. Y entonces llegaba a la cruda realidad, a las mantas que la arropaban, a la cama en la que dormía, a la habitación que se había convertido en su zona de llantos. Llegaba a darse de bruces con lo que era su existencia vacía, con lo que significaba vivir con un padre ausente y que se inclinaba por escapar de los problemas tanto que en ocasiones ya era inevitable, con un padre que tenia miedo a abrir los ojos.

Aquella mañana se había despertado mas temprano de lo usual. Le gustaba observar los calmados domingos que transcurrían en el pueblo, ver la apuesta del Sol. Lo había hecho cada día desde que le habían diagnosticado un tumor en el cerebro, desde que su forma de ver el mundo había cambiado...

Recordar aquella mañana le provocaba dolor, miedo, y esa sensación de fragilidad que odiaba, pero no podía lograr librarse de aquella mañana y de los días que siguieron a ese, porque, a pesar de todo, una parte de su existencia comenzaba desde allí.

El dolor que sentía en la cabeza era terrible y sabia que de un momento a otro se derrumbaría, como había pasado en los últimos meses. Y así sucedió. 

Todos sus compañeros estaban en la clase de Educación Física y ella había pedido un permiso para ir al baño y lavar su rostro, pero cuando volvía, en ese preciso minuto, su cuerpo cayó al suelo, sin mas. Después de ese momento no supo que mas sucedió, hasta que abrió los ojos y se encontró en la enfermería del colegio, con la mirada de varios rostros observandola expectantes, y a Sara a su lado con los ojos llorosos.

Los chicos se asomaron a ella y comenzaron a hacerle un sin fin de preguntas que no hicieron mas que acrecentar el dolor que martilleaba su cráneo, hasta que la enferma Thomson había irrumpido en la habitación y los había hechado a todos, algunos mostrando cierta oposición pero al final cediendo.

-¿Como estas, Anne? -pregunto la anciana cuando estuvieron a solas. Su pelo largo y de un color grisáceo estaba amarrado en un moño, y su rostro estaba acentuado con muchas arrugas que se expandían por toda su piel. Una sonrisa emergió en su cara, escucho como la puerta se habría, y vio el cuerpo de su padre aparecer por esta.  Su expresión era distante, fría talvez, pero solo supo que sintió miedo. 

-Sr. Hand... -la doctora se volvió hacia su padre con cierta sorpresa. -Veo que ha llegado rápido. -dijo, dedicándole una pequeña sonrisa y volviéndose hacia ella.

-Entonces, Anne, dime, ¿desde cuando has presenciado estos desmayos? -preguntó, tomó una libreta en sus manos y comenzó a anotar.

-No se... Tres o cuatro meses, creo. Sucedían solo a veces, pero en las ultimas semanas han sido mas frecuentes. -su voz sonaba en un tono neutro, con un miedo palpable en cada palabra pronunciada. Tomó aire y su mirada se convirtió en un frío bloque de hielo.

-¿Le habías contado a alguien de esto? ¿Tu padre sabia de tus desmayos?

-Solo lo sabe Sara, Dra. Thomson. Un día me desmaye en su casa y eso fue todo, pero nunca le hable de los que prosiguieron a ese, nunca le mencione nada sobre el tema, además de que casi siempre pasaba en mi habitación, cuando intentaba estudiar. Me entraba un dolor de cabeza horrible, llegaba a ver borroso, me daban mareos y varias veces me desmayaba. Nunca dije nada a nadie...-sus palabras se detuvieron ante lo que venia después. -Supongo... Supongo que tenía miedo. -notó el ardor que se producía en sus ojos y su mirada se posó en el cuerpo de su padre, posiblemente pidiendo ayuda o, simplemente, buscando confort. 

Aquello no podía continuar. Sabía que algo andaba mal consigo misma y, aun así, quería seguir creyendo que no, que no había ninguna anomalía produciéndose en su cuerpo. Deseaba que su padre le dijese que todo estaría bien, pero supo desde un principio, que el sospechaba algo que no deseaba contarle.

-¿No cree que ya son bastantes preguntas, Dra.? -demando su padre con rudeza. Había sido la primera vez que lo había escuchado hablar desde que había entrado, y fue capaz de percibir el pánico en su rostro, tan igual o mas amplio que el que ella misma experimentaba.

-De acuerdo, pero le recomiendo que le haga unos análisis de sangre lo mas pronto posible. También le recomendaría que le hiciera un electrocardiograma. -dijo la  Dra., observando el cuerpo de la chica fijamente. -Esos desmayos y dolores de cabeza podrían ser síntomas de alguna enfermedad... o cáncer y usted, como doctor,  sabe que es mejor tratarlo a tiempo.

Aquella misma mañana, después de que su padre la sacase del colegio, habia ido a la clínica del pueblo, donde su padre operaba. Le habían hecho lo recomendado por la Dra. y este le pidió al doctor encargado que evitara las preguntas. Y aunque se sintió aliviada, un mal presentimiento no dejaba de atormentarle. Cinco días después ambos habían vuelto a la clínica y, mientras esperaba, no pudo evitar escuchar la conversión que se llevaba a cabo en la habitación


-Es muy grave. No puedo creer como no me di cuenta de todo esto antes, Mark. -oyó decir a su padre.

-No es algo que se ve así a la ligera. Y si nunca te enteraste de los desmayos, era mas improbable hacerlo. 

-¿ Podría hacerse algo?

-El tumor es maligno y ya se ha expandido por la mayor parte de su cerebro. Y aunque los desmayos y los síntomas que acarrea comenzaron hace pocos meses, el tumor ya se había formado. -el Dr. Cross había hecho una pequeña pausa y, con un suspiro, continuó. -y en estos meses no ha hecho mas que aumentar. Podríamos administrarle tratamientos de quimioterapia, para intentar alargar su tiempo. En cuanto a lo inevitable... Yo, realmente...

-No digas nada, por favor. -solo había escuchado la suplica de su padre, después nada mas.

Desde escuchar esa última palabra se había sentido sorda, siega, muda e inmóvil. Todos los sentidos de su cuerpo habían dejado de funcionar y su cerebro se había detenido también. Era una especie de realidad irreal.

Una punzada de dolor se implantó en su pecho. Al final, lo que se temía, había dado positivo. Su  visión se volvió borrosa y sintió como el dolor de cabeza volvía. Permaneció así por un buen rato.

-Anne... -la voz nerviosa de su padre la hizo volver de la especie de shock en la que había entrado. Solo fue capaz de mirarlo a los ojos, levantarse y, con dolor, ira, frustación y una serie de emociones que se agolpaban en su pecho y que querían salir sin importar nada, le preguntó el por qué.

Su padre en ese entonces no le había contestado y nunca después, tampoco. Se había encargado de ocuparse de su salud y de estar atento a las medicinas y visitas casi semanales al medico, pero ese tema nunca había salido a flote. Su enfermedad había creado una barrera invisible que los separaba a ambos y, desde ese entonces, su relación padre e hija no había vuelto a ser igual...

-¿Que haces a esta hora afuera, An? -escucho a su padre llamarla desde la puerta de la casa. Se volteó a mirarlo. Parecía tan cansado como tantas otras veces. Le dedico una pequeña sonrisa, y volvió a observar el cielo.

-Quería ver la apuesta... y no tenia mucho sueño. -dijo, levantandose de los escalones. -¿No ibas a dormir mucho el día de hoy? Es domingo y creo que deberías de aprovecharlo para descansar. Te vez agotado.

-Tuve una pesadilla. -dijo su padre, y le sonrió. El rostro de Anne se iluminó por un momento.

-¿Fue muy fea? -preguntó, inocentemente. Le había encantado su sonrisa, esa que pocas veces le dirigía, y sentía que tal vez podía volver a charlar con el, traspasar un poco esa linea divisoria que no hacía mas que destruirlos.

Pero cambió de opinión cuando su padre se la quedó mirando y, con expresión displicente, le respondió:

-Si, fue muy fea.

***


Espero sus comments!

¿Que les ha parecido el cap.? ¿Les ha gustado?

Nos vemos y los quiere,


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